Con un día más que el año pasado llega otro 18 de mayo y lo que eso me supone. En esa ocasión ya no es cambiar de década, sino adentrarme irremediable más en ella con una cifra que se aleja a mi agrado. Un número insulso que parece no aportar grandes novedades, como sí lo hicieron los 30, que han sido una vida en sí mismos.
200 kms hasta León; una tomadura de pelo y dos trabajos con casi el mismo cometido pero muy diferentes por el manda más (terminado en la mejor opción); nuevos amigos que no disminuyen la añoranza a los de siempre; celebrar con algunos de los nuevos y de los de siempre el día más bonito de sus vidas; un no parar cuando había ocasión a Asturias, Galicia, Murcia,Cabarceno, Lisboa, Barcelona, además de las necesarias escapadas a Salamanca; cumplir nuestro primer aniversario juntos; ver un lobo de cerca; pero además, para mi desgracia, he visto como mi cuerpo ha crecido proporcionalmente a la disminución de mis aficiones…
Lo esperado para una chica de mi edad, o no?
Vale, quizá no me he ganado que cientos de personas me canten “Feliz cumpleaños”, como a Amancio Ortega, pero para bien o para mal he de reconocer que ha sido un año completito.
Y por eso añadir la incómoda “Y” a los treinta no me emociona… Ya son muchos años conviviendo conmigo misma para saber que: Playa mejor que montaña. La carne cruda. Lectura sencilla y entretenida como “Maldito Karma” o Albert Espinosa. Colonia de vainilla. Patines antes que bicicleta. Instinto maternal cero. Más golosa que salada. Miedo irracional a los tiburones, profundidades y alturas. PC en vez de Mac. Prefiero un buen thriller que la comedia romántica más taquillera. De perros en vez de gatos. Odio la impotencia por las injusticias o la intolerancia. Vino rosado y agua con gas. Color azul pero en la ropa el negro o gris combinan con todo. Los grupos “The Cranberries” y “Jarabe de Palo” son compatibles con “Adele”. Batman superará siempre a Superman y Ironman al Capitán América. Un viaje: Argentina. Una aspiración: vivir de mis ideas. Un deseo: acariciar un lobo. Un sueño: tener una casa con vestidor y jardín. Y mejor números pares y cifras redondas.
Espero que me equivoque y los 30+1 sean un año para recordar y no me quiera quitar ni un sólo día (aunque espero que sí esos kilitos de más).
Nos leemos con al menos un día más.