Desde el viernes hemos estado sin agua en mi casa por un problema en una cañería que ha dejado sin un bien tan básico a un pueblo entero y tres urbanizaciones durante casi 4 días. Lo que nos ha hecho estar un tanto desesperados y pendientes de un hilo de agua que sale de la única fuente a kms a la redonda. Eso me ha hecho pensar. Nos creemos los Dioses de la Galaxia, que estamos muy evolucionados, que lo tenemos todo, pero cuando nos falta algo tan esencial como el agua o la electricidad no sabemos que hacer, nos quedamos en bragas, dicho mal y pronto. Entones ¿Qué nos diferencia de los hombres que vivían en cuevas?
La humanidad tiene preocupaciones lógicas: pedimos salud, que nuestras familia esté bien, tener comida en el plato todos los días, etc. Sin embargo, estamos llegando a un punto en la que nos obsesionamos por todo: nos gustaría ser jóvenes eternamente, buscamos la forma de ser bellos siempre, que se nos pasé el arroz es un trauma, estamos continuamente compitiendo, no conseguimos la felicidad si no nos superamos a nosotros mismo, etc. El problema es que nuestras vidas pasan sin que nos conformemos con ella porque siempre queremos más y más.
Y ahora que estamos viviendo un momento tan complicado, donde cada vez perdemos esos derechos que tantos siglos nos ha costado conseguir, es cuando lo importante prevalece. Lamentablemente hay familias que no tienen agua por los impagos y hasta se quedan sin hogar por los desahucios, aunque como dijo un campesino al que un terremoto en Perú le destrozó su casa: «El terremoto ha derribado mi casa, no mi hogar, mi hogar está donde esté mi familia». Pero a pesar de esas bellas palabras yo me pregunto: ¿Nuestro futuro es volver a vivir en cuevas?