Se abre la veda para la temporada de espectáculos veraniegos. Y es que el calor provoca el destape del descaro.
Aun con los ojos como platos de lo que hemos vivido hacemos un viaje en el tiempo.
Seguimos siendo niños con la fantasía circense de todos los tiempos.
Pero nuestra mayor (y más cara) aventura será a finales de verano.
Nos leemos con el cubo de palomitas lleno.