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El copy o redactor publicitario es todo un artista en potencia. Por desgracia ahora vivimos en una etapa en la que se consigue llamar la atención con los colores o efectos especiales. Pero siempre perdurarán los texto que van acompañados de imágenes, que no al revés, Y eslogans únicos que perdurarán en la memoria universal («I´m loving it», «Impossible is nothing», «Just do it», «Siempre Coca-Cola», «Today, tomorrow, Toyota», «El algodón no engaña»…). Sin embargo, el copy es el menos considerado de la pareja creativa, de hecho en una agencia hoy en día te encuentras a una persona de cuentas, 4 informáticos, un par de diseñadores y ningún redactor ¿cómo puede ser? Somos la esencia de las campañas, nosotros encontramos el concepto, somos capaces de tener una idea tan buena que se puede exportar a todo tipo de formatos y soportes.

De momento hoy os voy a dejar tres ejemplos que son una maravilla: El País, El poder de la voz y Contrato.  Una regla que nunca falla para que un texto funcione es que se hable de verdades universales que todo el mundo conoce (los derechos humanos),  con lo que se puede estar concienciado (cuidar al planeta) o ha reflexionado sobre ello alguna vez (lo que te rodea). Y a mí particularmente me llaman mucho la atención el estilo de las enumeraciones, pero eso ya es a título personal. Lo que está claro es que el arte de la palabra pone en duda el dicho de «una imagen vale más que mil palabras» transmitiéndonos unos sentimientos muy intensos.

Nos leemos. 

Nuky

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