Hay tres tipos de personas: los que se saben todas las alineaciones hasta de equipos africanos, los que creen que un fuera de juego es perder al cinquillo y los que una vez cada dos años sacamos del armario la camiseta de la selección.
Reconozco que cuando trabaja en televisión tuve que aficionarme un poco al fútbol, aunque fuera a las segunda B por supervivencia, pero por ende terminé viviendo la décima del Madrid. Pequeñas aproximaciones con el deporte reina, aunque considero que el rugby y el baloncesto entre otros están muy poco valorados, que se incentivan cada dos años con el mundial y como en este caso con la Eurocopa.
Desde los últimos años en el instituto recuerdo algunos de los partidos que he visto en estas competiciones con diferentes amigos, que la vida ha hecho que vayan variado cada dos años mínimo. Te guste o no el fútbol hay que reconocer que estos eventos evocan emociones que perduran en el tiempo.
https://www.youtube.com/watch?v=bJ0yLPMpeFU
Para los que no somos futboleros pero hacemos por ver los partidos clave sobre todo disfrutamos del hecho de juntarnos para sufrir, porque rara es la vez que nos lo ponen fácil.
Y después de la peleada primera victoria contra los checos, superando la superstición de no haber ganado nunca un 13 J, podemos seguir animando: ¡cómo no te voy a querer!
https://www.youtube.com/watch?v=y46RrHfdan4
Una locura colectiva, sí, pero siempre será mejor cantar un himno, aunque no sea santo de mi devoción por tonos obvios, que insultar a los jetas que nos intenta gobernar.
Nos vemos mordiéndonos hasta los nudillos para mínimo llegar a cuartos de final