Que hoy es el Día del trabajador es cierto, tan cierto que para celebrarlo estoy haciendo lo propio: Trabajar. Eso sí como becaria, desde hace justo 9 meses, que levanta el país cuando otros descansan, porque alguien tiene que hacerlo, pero con la que está cayendo yo tan contenta, aunque esperemos que algún año, a ser posible antes de los 30, firme el que sería mi primer contrato, aunque creo que eso ya no debe de existir y el futuro es hacerse autónomo: aquellos que aprenden poco a poco por ensayo error; cuidan todos los detalles para transmitir una buena imagen de ellos mismos y como ende de su empresa; siempre están preparados para trabajar sin descanso (no te recomiendo tener a uno por pareja); y saben vender sus talentos y actitudes. Lo que viene siendo un trabajo, de hecho, el único trabajo que parece estar en vigor a día de hoy, a no ser que seas la niñera del príncipe de Inglaterra o alcaldesa de París.
Hoy quiero felicitar a: los pluriempleados; a los desempleados que no están parados porque no cesan en su búsqueda; a los currantes de toda una vida y ahora están disfrutando de lo que se han ganado merecidamente; a los que peinan canas y no se retiran; a los estudiantes que tienen más incertidumbre que conocimientos del futuro para el que se preparan; a los empleados de empresas de todo índole y condición; y en especial a los incomprendidos creativos de todo el mundo. Creo que en definitiva a todos, ya que esté día, de alguna u otra manera, es nuestro por más derechos que nos quieran quitar.
Nos leemos