30 segundos pueden dar mucho de sí y los buenos creativos saben sacarle el jugo a cada centésima, ya que no hay tiempo que perder y mucho que contar. Como se dice, el valor del tiempo es relativo de tal manera que en un anuncio se puede narrar una historia completa:
– Con su inicio, nudo y desenlace.
– Unos personajes curiosos con los que te puedes llegar a identificar.
– Y con argumentos que pueden dar un giro que sorprenden.
Nos leemos como los cuentos.