Siempre se ha dicho que en tiempos e crisis se agudiza el ingenio, quizá sea uno de los motivos por el que los argentinos sean los mejores en publicidad. Pero hay que reconocer que cuando abunda la desesperación, los desahucios y la incomprensión es difícil ser creativos. Por eso hay que reconocer el mérito de esas pequeñas piezas que consiguen que creamos en la bondad de la gente y que tengamos esperanza en que esto cambie algún día.
Quiero destacar dos ejemplos muy significativos: Ranitas y telefónica. En ambos casos podemos entender y empatizar con los protagonistas, porque lo hemos vivido o porque conocemos a alguien que ha pasado por ello. Por desgracia es una situación tan común en la actualidad que no nos sorprende. Pero en estos casos nos hacen ver que la esperanza es lo último que se pierde porque puede que cuando menos te lo esperes la solución te la brinde alguien. En el caso de el de las ranitas hay que destacar su tono entrañable y original, mientras que el de telefónica gana fuerza por ser fiel a la realidad que estamos viviendo.
Me gustaría poneros otro ejemplo que aunque no tiene que ver con la penosa situación económica por la que estamos atravesando si anima a la gente a ayudar a los demás con gestos muy sencillos: Dolor ajeno. Sin duda está es una de esas ideas que te vienen cuando más lo necesitas, y sino que se lo pregunten al inventor de estos caramelos de menta porque además de ayudar a los demás seguro que le han ayudado a su bolsillo. Pero no hay nada más digno que vivir de ayudar a los demás.
Nos leemos.
Nuky