A pesar de que nos han aconsejado que no hagamos largas listas de buenos propósitos para mejorar nuestra vida en el año nuevo, sé que mucho no han podido resistir la tentación de intentar dejar de fumar (por suerte no es mi caso porque yo no fumo, nunca lo he hecho y jamás lo haré porque lo aborrezco con todo mi ser).
Al no ser fumadora no entiendo cómo la gente puede estar tan enganchada a ese veneno con filtro, aunque claramente es eso mismo lo que les hace seguir consumiendo este cáncer por humo. Puedo entender esas generaciones que fuman porque antes te vendían los cigarros como un producto con glamour, de gente con clase y te hacían creer que si no fumabas no eres nadie. Pero ahora con la ley antitabaco, que hasta van a prohibir los cigarrillos eléctricos, y que lo único que se anuncia son remedios para dejarlo no llego a comprender como niños empiezan con este vicio tan perjudicial.
Quizá con fortuna el 10% de los que se plantean dejarlo lo consigan este año, entre ellos espero que uno sea mi padre que lo dejó días antes de fin de año porque para chulo él, y espero equivocarme y que sean muchos más, teniendo en cuenta que cada calada que te ahorras lo ganas en vida. Y aunque no merezca vuestra atención por no saber lo que es sentir esa necesidad incontrolable de encender un cigarrillo os doy todo mi apoyo para dejarlo y apostar por la vida.
Nos leemos sin tan malos humos.